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Limpieza de diseño y distribución, habitabilidad y garaje para auxiliar
Ausencia de sistema eléctrico o hidráulico para conversión de dinette exterior en solárium y módulo cocina exterior opcional
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El astillero alemán Bavaria irrumpe en la segunda década del s. XXI con una nueva gama de cruceros deportivos creados en colaboración con BMW Group Designworks USA, una impactante línea en la que su primer modelo, el Deep Blue 46, aparece como muestra de una soberbia creación en todos sus aspectos.
Partiendo de una nutrida gama de veleros cuyo peso y renombre internacional es incontestable desde hace décadas, el astillero alemán Bavaria Yachts no ha dejado de crecer y, tras presentar y asentar en el mercado mundial una atractiva línea Sport de embarcaciones a motor de eslora media, sorprende ahora con la creación de una nueva gama bautizada como Deep Blue y que nace de su colaboración con BMW Group USA, un trabajo en común con una impronta especial y espectacular.
Como viene siendo habitual, la oportunidad de probar y trasladar a nuestros lectores lo más nuevo de este astillero no se hizo esperar, pudiendo analizar en estas páginas todos los detalles de un barco que ha sido nominado a Barco Europeo del Año. Las razones resultan obvias a simple vista, el Deep Blue 46 es bonito de verdad, y se refuerzan al navegar en él, con buena maniobrabilidad, seguridad y agilidad.
En su afán de ajustarse siempre a la necesidades de los diversos armadores, el Deep Blue 46 estará disponible tanto en la versión Open que hoy probamos como en Sport Top, con la bañera semiprotegida por un techo rígido, y Flybridge, con doble puente y todo el juego de habitabilidad que esta configuración puede propiciar. Igual adaptabilidad se aprecia en los interiores, con posibilidad de incorporar dos o tres cabinas.
La bahía de Palma no quiso regalarnos su cielo azul el día de la prueba de esta unidad, recibiéndonos en un tono gris y amenazante. El mar, por el contrario, sí se mostró benévolo y, con ausencia de oleaje, las progresiones de velocidad no encontraron elementos en contra. El depósito de combustible estaba a plena carga y el de agua potable a tres cuartos de su capacidad cuando, con tres personas a bordo, procedimos a tomar las mediciones de velocidad y a comprobar cómo juega en el agua este casco, dotado de cuatro redanes y dos líneas deflectoras por banda.
Nos instalamos en un puesto de gobierno de buena visibilidad, con asiento doble de base practicable para facilitar la conducción erguida y reposapiés, enfrentados a un volante regulable y a un panel de mandos muy bien estructurado, con superficie generosa para la instalación de equipos de navegación electrónica.
Para comenzar dispusimos de una buena velocidad al ralentí, de apenas 4 nudos, para realizar la maniobra de desatraque. En el listado de opcionales encontramos la hélice de proa, instalada en la unidad probada, elemento que sin duda resulta de gran utilidad cuando se trata de gobernar embarcaciones de este porte.
En mar abierto nos lanzamos hasta alcanzar el planeo en unos 10 segundos, constatando la agilidad que otorga la doble motorización Volvo Penta de 370 CV. La segunda opción en cuanto a motorizaciones ofrecida por el astillero contempla dos unidades de 330 CV del mismo fabricante, aunque si queremos saborear el espíritu deportivo de esta 46 la elección acertada estará en los 370 CV.
La velocidad máxima alcanzada llegó hasta los 32 nudos una vez ajustados los flaps, aunque este elemento no viene incluido de serie. Para llegar a esta cota fueron necesarios unos 30 segundos, anotando que es sobre los 22 nudos, a unas 2.800 vueltas, cuando el desarrollo del conjunto casco-motorización muestra su comportamiento ideal. El ángulo de giro es bastante cerrado sin que se pierda la sensación de seguridad y asentamiento.
Una buena reserva de 1.200 litros de combustible nos asegura una considerable autonomía, invitándonos a largas travesías en las que poder disfrutar al máximo del confort en navegación del Deep Blue 46.
Sin duda alguna, la distribución y el diseño aplicados en este Deep Blue 46 harán que la unidad destaque en cualquier pantalán y en cualquiera de los salones náuticos en los que está siendo expuesto. Con un personalísimo carácter, en su cubierta resaltan las líneas limpias y rectas, los espacios bien delimitados pero continuos y la gran habitabilidad.
Arrancando nuestra visita por su popa, en la que es posible instalar una pasarela hidráulica, descubrimos una generosa playa privada ya que las dimensiones habituales de la plataforma integrada se han visto incrementadas considerablemente por una segunda adosada, sin que nos falte la pertinente escalera de baño telescópica bajo tapa, un asiento moldeado sobre la tapa del garaje, con capacidad para una embarcación auxiliar de 2,40 metros con motor fueraborda, y la ducha de agua dulce. En cuanto a pasamanos y asideros, éstos están presentes en la zona central, asegurando nuestro paso hacia la bañera a través de las dos escaleras laterales, pero faltaría algún tipo de agarre en la plataforma que facilite nuestro acceso desde el agua.
Una vez superada cualquiera de las dos portezuelas tubulares de los pasos laterales, nos encontramos en la bañera, cuya parte de popa está dominada por una zona de estar exterior conformada por una agradable dinette con asiento en U. Bajo el banco descubrimos los pertinentes cofres, uno de los cuales está destinado expresamente a la estiba de la balsa salvavidas o el material de seguridad. Esta dinette puede transformarse en un amplio solárium de 1,48 x 2,53 metros.
Como complemento a la dinette exterior y jugando también como elemento de separación, el astillero propone dos asientos dobles, uno a babor y otro a estribor, pero en el caso de la unidad probada el de babor había sido sustituido por la opción del wet bar, un elemento casi imprescindible que viene a redondear las comodidades exteriores de este modelo. El conjunto incluye barbacoa, botellero y fregadero bajo tapa en teca, con superficie de trabajo extensible, bien apoyado por los cajones situados en la parte inferior, mientras que la nevera, de carga vertical y también opcional, se sitúa bajo el asiento de estribor.
La zona delantera de la bañera queda partida por el tambucho de acceso al interior, con puerta de persiana en blanco, quedando el puesto de mandos anteriormente descrito a estribor, bien protegido por el parabrisas envolvente de buena altura para resultar efectivo. A babor se ha optado por instalar un solárium elevado, lo que permite contar con mayor altura en el interior, sin que falte un asiento doble transversal a crujía desde el que acompañar al piloto durante la navegación.
Para cuadrar los elementos ofertados en bañera podemos optar por tres tipos de biminis, Basic, Sport y Confort, que protegerán en mayor o menor medida adaptándose a nuestro particupar programa de navegación.
Por unos pasillos laterales de buena anchura y con el apoyo de los candeleros y la estructura del Bimini, nos dirigimos a proa, en la que la zona central queda algo sobreelevada y admite la adaptación de colchonetas para conformar un tercer solárium, con pasamanos en la zona central de teca, en la que también se encastran las grandes escotillas que inundan de luz el interior.
El pozo de anclas cuenta con revestimiento de inox y escobén a media roda, donde queda colgada el ancla sobre una robusta roldana de inox.
En cuanto a sus interiores, el Deep Blue 46 contempla la posibilidad de incluir dos o tres cabinas, siendo la opción con más plazas de pernocta la que pudimos probar. En este caso, el tercio de popa acoge dos camarotes. En el de babor queda incluido el aseo, por lo que sus dimensiones son algo mayores, con litera doble en sentido transversal y zona vestidor. El de estribor cuenta también con zona vestidor a la entrada y el resto de la estancia ocupada por la cama doble. En ambos casos se han incorporado armarios y cajones bajo las camas. El camarote principal se sitúa a proa, con cama en isla, armarios y cajones, y comunicado con el aseo, al que también podemos acceder desde el salón.
Es en la zona central donde más se aprecia la amplitud y la excelente habitabilidad conseguida gracias a los volúmenes de la carena, disponiendo de una buena dinette a estribor, enfrentada a una completa cocina en L en la que destaca la profusión de armarios y cajones, así como una generosa superficie de trabajo.
De los interiores sobresale la profusión de maderas, con la caoba como estándar y pudiendo escoger también el roble o el nogal. En todos los casos, la madera combina con los elementos en fibra blanca y las tapicerías claras, acentuando la luz natural de la que gozamos abundantemente en esta unidad y creando un acogedor y cálido ambiente.
J. Gelpí y J. Domenech